miércoles, 6 de octubre de 2010

DEBATE DEL MES: OCTUBRE

No se lleva mucho defender las clases magistrales, pero yo lo voy a hacer. Aunque sea un lugar común, quiero aclarar que esta defensa no significa que toda la actividad docente se desarrolle a través de clases magistrales. Tampoco, naturalmente que se trabajen en ella aspectos que no puedan ser suplidos por la palabra. De todo debe haber, pero es bueno que se expliquen las virtualidades de esta forma tan tradicional de enseñar para que pueda ocupar así el lugar que le corresponde.
También he de decir que existen profesores aburridos o, directamente, malos, que escucharlos o seguirlos se convierte en un suplicio… () Defender la exposición oral del profesor no es reclamar un espacio intocable para que cualquiera pueda decir lo que le de la gana; es reclamar el efecto formativo y científico que tal tipo de actividad despliega cuando es ejercido por un profesor o profesora competente.
Es un gozo escuchar a un buen profesor. ¿Por qué iba a ser preferible que sus exposiciones las leyeran los alumnos en la fría pantalla de un ordenador a que las oyeran de viva voz y contaran además con la presencia del mismo? Y, sobre todo, cuando ambos formatos son hoy día posibles… ()
Porque el buen maestro no es solo el que transmite correctamente unos conocimientos o una ciencia, sino el que se adapta al auditorio; el que sabe marcar los ritmos en función de las reacciones que percibe; el que con sus inflexiones y sus gestos subraya lo relevante y sabe hacer explicito el significado profundo de lo que explica; el que suscita dudas y preguntas, anima a su exposición y las enmarca para que adquieran sentido. Ante las preguntas de los compañeros y las respuestas del profesor, a otros se les ocurren cuestiones que plantean a su vez. De ese modo, entre todos construyen el conocimiento, entre todos lo modelan y lo perfilan y van alumbrándolo con el surgimiento de actitudes y la consolidación de posturas mentales ante el mismo. ¿No es esto la esencia de la enseñanza? ¿No es así como se participa en la clase? ¿No es así como se desarrolla la actividad intelectual? …()
Jaime Martínez Montero

Inspector de Educación

La tribuna. Diario de Sevilla, sábado 11 de septiembre de 2010

5 comentarios:

  1. Decía William Arthur Ward que “un docente mediocre habla; un buen maestro explica; un maestro excelente demuestra, y el mejor maestro inspira”.

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  2. Antonio Pérez Sanz, Director del ITE, habla sobre la voluntad de mejora y superación en la introducción de las herramientas TIC en manos del profesorado. Lanza una reflexión sobre las tecnologías y el sentido educativo de éstas para formar hombres y mujeres cada vez mejores.
    Podemos escucharle en:
    http://ht.ly/19uaHG

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  3. Efectivamente Conchi, creo que son dos palabras clave para el buen desarrollo de nuestra profesión y nuestras prácticas docentes "voluntad de mejora y superación". En relación a la temática que planteas he leído hace poco un post en Educa con tic, que creo bastante interesante para que reflexionemos. Lo enlazaré en un nuevo artículo en nuestro blog, así mismo considero necesario crear un enlace permanente al portal antes mencionado dada su riqueza y gran ayuda que nos puede proporcionar.
    Un saludo a todos y gracias por tus aportaciones Conchi

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  4. "La máquina es lo que el hombre hace de ella" dice una canción preciosa de Drexler. Toda ayuda es poca como instrumento educativo, pero nada puede sustituir la capacidad del profesor para adaptarse en cada momento, ante cada mirada, a través de los tiempos y los humores, a las necesidades de los alumnos. Las TIC son el bastón; el cerebro, la sensibilidad, el argumento y el diálogo es el profesor.

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  5. ¿Quién puede estar en contra de un elogio de la clase magistral? Sería como estar en contra del trabajo bien hecho, magistralmente hecho, en cualquier actividad de la vida. Otra cosa es cuando le damos contenido a las palabras (siempre ambiguas). Todos entendemos que al hablar de clase magistral, nos referimos a exposición oral de un profesor ante un grupo de alumnos que, más o menos atentamente, toman notas y preguntan o intervienen de vez en cuando, más bien al final. Con ese formato, yo he aprendido muchísimo de algunos profesores sabios que lo que deseas es que no dejen de hablarte. Pero también con el mismo formato me he aburrido soberanamente en muchas otras clases. Conclusión: No es el formato sino el contenido de nuestras clases lo verdaderamente importante. Ni espléndidos formatos, tradicionales o innovadores, con contenidos vacíos; ni contenidos cin pensar en el formato adecuado. Y ahí estamos de acuerdo con la última frase del comentario de Menchu.

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