lunes, 7 de octubre de 2013

LIBRO DEL MES DE OCTUBRE DE 2013





Título: Todo lo que era sólido
Autor: Antonio Muñoz Molina
Edita: Seix Barral
País: España
 Todo lo que era sólido: Un vademécum de conciencia
Leo '¿Qué es el arte?' de León Tolstoi e imagino el esfuerzo que durante quince años dedicó a edificar una obra que acercaba el arte a la perfección moral y que relativizaba la perspectiva estética del mismo. En '¿Qué es el arte?' Tolstoi enunciaba tres cualidades para juzgar el carácter verdadero o falso de una obra: singularidad, honestidad y sinceridad. Facultades que, sin duda, cohabitan en el ensayo que nos ocupa como libro del mes: Todo lo que era sólido (Antonio Muñoz Molina). El ubetense construye una obra alejada de todo conservadurismo, ejerciendo una crítica cabal (de la que no se excluye)  y sin olvidarse de expresar nada de lo que siente y piensa.
Pero, además, sumando una dosis de estética al triunvirato Tolstiano, es difícil soslayar la prosa envolvente de Antonio Muñoz Molina. Resulta complejo resistirse a su torbellino poético, el mismo que nos ha cautivado a todos los que hemos seguido su trayectoria novelística. Desde ‘Beatus Ille’, ‘El jinete polaco’, pasando por el experimentalismo de ‘Sefarad’, ‘El Viento de la luna’  o la magnánima ‘La Noche de los tiempos’.
En ‘Todo lo que era sólido’ no sólo vibramos con su pulso narrativo, asistimos maravillados a un ensayo de lucidez sobre el país y el mundo que habitamos. Si en otras obras nos ha emocionado a través de su tono visual y evocador, ahora nos ha convencido con la precisión quirúrgica de su prosa y las sentencias que las alimentan.
‘Todo lo que era solido’ no es un ensayo cualquiera. Es el testimonio en primera persona del viaje perecedero de un país pobre despertando de un sueño de prosperidad fugaz. Pocos ámbitos han quedado fuera del ensayo. La necesidad del laicismo de la educación (p. 72), su preocupación continua por los nacionalismos en sus diferentes manifestaciones (p.81) o la vindicación de una verdadera educación democrática: “La mayoría de nosotros no éramos demócratas cuando murió Franco. Éramos antifranquistas, pero no demócratas. No podíamos serlo. Habíamos nacido y nos habíamos criado en la dictadura (p.209)”
‘Todo lo que era sólido’ tampoco es únicamente un ejercicio de voyeur furtivo que denuncia, sino una propuesta rebelión de cívica,  un memorándum de democracia real a través de la reconciliación sin necesidad de “renunciar a lo que uno es” sino aceptando “la parte en la que nos parecemos a otros, lo que tenemos en común que nos constituye tanto como nos diferencia.(…) El creyente tendrá que aceptar la existencia de los no creyentes y el republicano de los monárquicos. Los partidarios de la unidad de España tendrán que habituarse a la convivencia con los independentistas…”. En definitiva,  ‘Todo lo que era sólido’ nos brinda la  oportunidad para el ejercicio de una ciudadanía cabal.
Fernando Otero

4 comentarios:

  1. Pocos libros me han removido (más que conmovido) tanto como este último de Muñoz Molina. Es de esos libros que cuando acabas de leerlo lamentas no tener la capacidad literaria y la lucidez de mente que te llevarían a escribir algo así.Simplemente podría suscribir todas y cada una de las palabras que se dicen ahí. Ningún ensayo refleja tan bien la España de los veinte o treinta últimos años. Genial descripción de en lo que nos hemos convertido.Magnífica elección, Fernando.

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  2. Escribo sin haber leído el libro. Tampoco soy un lector constante de Muñoz Molina, leí su primer libro, por mi afición a la novela negra, y después "Sefarad". Por tanto, mi comentario es más una pregunta a los que sí han leído el libro:
    Tengo la impresión de que el libro es un ensayo generacional, es decir, atado a una generación no sólo cronológica sino también sociológica y política. Esa generación que sí creyó en nuestra prosperidad y en nuestra democracia y que tarde, demasiado tarde, se ha cuenta de lo que de verdad fue la "modélica transición".
    Repito mi desconocimiento del libro y lo planteo como preguntas para debatir con los que sí lo han hecho.

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    1. Es más que eso. Uno de los aciertos del libros es que presenta un pasado MUY reciente (aunque partiendo de la transición, claro) y lo hace hablando en pasado de tal manera que queda muy claro que esos tiempos de prosperidad, opulencia, despilfarro,...se han terminado. Y lo mejor, que analiza a la perfección por qué todo ha ocurrido como ha ocurrido. Como señala Fernando en su reseña, no deja títere con cabeza. La Iglesia, la educación, los políticos de medio pelo (y de pelo entero),....todos hemos contribuido a la situación en la que nos encontramos. El ensayo está plagado de anécdotas que, si no fuera por lo vergonzantes que pueden llegar a ser, serían hasta divertidas de lo patéticas que son.

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    2. Cierto, es todo eso: ensayo generacional, crónica sociológica y política. Pero sobre todo es un libro de Historia; sí de Historia, no de historia.
      Leía hace un par de meses 'Anatomía de un instante' y mientras redactaba esta reseña desgranaba 'Qué es el arte' de Tolstoi. A pesar de la providencia de ambos ensayos en ninguno hallé la clarividencia de ‘Todo lo que era sólido’

      Imaginemos uno de esos negativos de las cámaras de fotos antiguas.

      Una tira de cuatro o cinco fotografías cuyas imágenes se ocultan tras el tono sepia.

      Sin embargo, las siluetas de los personajes y los contornos furtivos de los escenarios podrían ser visibles si alzamos el negativo y lo interponemos a la luz.

      Esa es la prosa de Antonio Muñoz: luz a lo acaecido en los últimos 60 o 70 años de nuestro país.

      Hay tantos detalles, anécdotas de su vida e hitos de la nuestra que conectan con nuestra realidad que su lectura o alguno de sus párrafos debían incluirse como obligatorios en cualquier libro de Historia de Secundaria o Educación para la Ciudadanía en Primaria.

      En muchos ensayos hallamos rigor, precisión quirúrgica, y una exactitud llena de frialdad analítica. En ‘Todo lo que era sólido’ la lucidez histórica no impide que nos invada la emoción arrebatadora que libera su autor como protagonista directo de los hechos.

      Mis padres nacieron en un país pobre y me entregaron otro lleno de derechos que los que no sangramos por ellos hemos vivido como privilegios o como una especie de maná caído del cielo. Ahora que me llega ese relevo generacional sabremos cuánta sangre supone cada halo de justicia social conquistada.

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