jueves, 27 de febrero de 2014

AL MAESTRO PACO.


El mejor homenaje que podemos tributar los que hemos sangrado durante años escuchando a Paco es precisamente ese, atestiguar la huella indeleble, las horas de música que hemos gozado, agradecer cada nota de las falsetas que plagiábamos durante horas, los fraseos que nos ha regalado robándoselos  a su cordura, a la desazón lúcida del Niño de la Portuguesa. 

Un muestra de ese obligado reconocimiento de sus prosélitos, un intento de fijar los recuerdos a través de la palabra se plasma (fue sólo un intento de un parabolano de 20 años, un vano y arrogante ejercicio de redacción) en un artículo publicado en la Revista Flamenca El Olivo hace 14 años. 

La semblanza pretendía fijar para siempre mi vivencia de aquel concierto en el Teatro Maestranza en la Bienal de Sevilla en 1998. Presentaba entonces el álbum homenaje a su madre  'Luzía', fallecida durante la concepción del disco: 



Disco Luzía (1998)



                                                            
1-.
Río de La Miel
2-.
Villa Vieja
3-.
Calle Munición
4-.
Me Regale 
5-.
Luzia
6-.
Manteca Colora
7-.
El Chorruelo
8-.
Camarón 











































2 comentarios:

  1. Todo absolutamente todo está dicho sobre el maestro. De Félix Grande al último escritor novel. Del aprendiz de guitarrista al igualmente maestro Manolo Sanlúcar. Del mejor cantaor al último aficionado. Todos, absolutamente todos coincidimos en que Paco es la verdadera representación de lo que es una estrella. Gusta al que no sabe y vuelve loco al que sabe.
    Dos han sido las ocasiones en las que he estado cerca de él, coincidiendo con 2 de la decena de conciertos suyos a los que he asistido. La primera cuando yo apenas acababa de cumplir 17 años. Recuerdo cómo en el camerino, al que pude entré gracias a un amigo, apenas pude articular palabra cuando le ofrecí un bolígrafo para que me firmara la carátula de la cassette con su actuación en el Teatro Real. Recuerdo que era un bolígrafo “de última generación” para la época; de aquellos a los que le aparecía la punta girando en la parte inferior. Paco no atinaba a poner el bolígrafo en disposición de escribir mientras presionaba la parte de arriba con su pulgar. Tras unos segundos en los que yo no dejaba de mirarlo completamente absorto me dijo:
    - Niño… ¿Esto cómo se toca?
    La segunda vez fue en la Plaza de toros de Málaga el 7 de septiembre de 2005 tras un memorable concierto en el que presentaba su disco “Cositas buenas”. Accedí junto a mi gran amigo el guitarrista malagueño Andrés Cansino. No pares de hacer fotos me dijo mi amigo. Apenas 5 personas estaban saludando al maestro, Antonio Fernández Díaz “Fosforito”, Estrella Morente y alguna más que no reconocí. Guardo aquellas fotos en una carpeta bajo el título de “Fotos divinas”.
    Ambas ocasiones se quedan en mi memoria grabadas para siempre, y mi incapacidad para articular palabra alguna en esos momentos siempre me ha sorprendido hasta que escuché a Rafael de Utrera contar una anécdota. Paco estaba en Nueva York para dar un concierto y se enteró de que el joven cantaor también se encontraba en la gran manzana. Lo llamó y le pidió que fuera a su hotel pues tenía intención de que actuase en su espectáculo. Cuenta Rafael que cuando Paco le pidió que cantara algo, no pudo abrir la boca. No pudo ni esbozar un ayeo, un tercio. Absolutamente nada.
    Ahora que Paco no está con nosotros hay algo en mí que me dice que Paco no ha muerto. Que esto no ha pasado. Que es un mal sueño. Que cualquier día aparecerá un nuevo trabajo suyo que volverá a sorprendernos y helarnos el corazón.
    Hasta tanto esto suceda, volveré a pagarle su música del único modo que sé hacerlo. De la misma manera que lo he hecho siempre. Llorando de gratitud, admiración y, ahora, dolor.

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  2. Después de lo que han escrito Fernando y Manuel poco se puede decir. Eso sí agradecerles que hayan compartido esos recuerdos imborrables del Maestro y que los atesoren con mimo. Yo soy tan sólo un aprendiz de aficionado al flamenco y siempre que llegan noticias como ésta se queda uno con la rabia de un lenguaje que se le queda mudo, corto, impotente...para expresar lo que se siente. Por eso, agradezco a los que sí lo han sabido hacer. Gracias.

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