martes, 14 de abril de 2015

"LO QUE QUISIERA QUE MIS PROFESORES SUPIERAN "


 No quiero, al menos en este momento, entrar en el debate sobre la cualificación de los profesionales de la enseñanza que deben adquirir previamente  con la superación de unas oposiciones , teniendo en cuenta que hay MAGOS DE LA ENSEÑANZA en centros educativos concertados, por ejemplo, que no han superado ningunas pruebas oficiales para desarrollar de una manera magistral su profesión como educador.

 Sin embargo,  si quisiera señalar la importancia.

  •  DE LA FORMACIÓN CONTINUA DEL PROFESORADO , de todos los que tengan como noble profesión la de educar  y de
  •  sistemas de control,  y de EVALUACIÓN CONSTANTE DE LOS PROCESOS  DE ENSEÑANZA- APRENDIZAJE  , con un ANÁLISIS DE LA REALIDAD adecuado a cada perfil en el aula.

El conocimiento de las dificultades que puede sufrir nuestros alumnos en el aula y de cómo abordarlas adecuadamente a nivel individual y/o grupal,  no debe ir de la mano de mayor o menor sensibilidad ante ciertos temas, características propias  o buen hacer de cada uno de los profesores, como si de una lotería se tratase ( a  tal perfil de alumno le ha tocado tal perfil de profesor), para obtener buenos resultados en cuanto a estímulos de aprendizaje o malos resultados.
La mayor parte del profesorado suple la falta de formación ante algunas dificultades que sufren sus alumnos  con buena voluntad o tirando de lo aprendido en casos similares que le ha ido dando la experiencia.  Pero esto no les capacita para tratar todos los casos y cubrir las necesidades su alumnado,  corriéndose el riesgo de que en lugar de ayudarlos,  sumen límites a su aprendizaje o supongan una frustración añadida a la que por sí solos ya sienten de partida estos alumnos.
En ocasiones, en la mayoría de las ocasiones , los profesores son informados por primera vez de trastornos y dificultades de los alumnos de la mano de las familias , con un grado de objetividad relativo tanto por parte de las familias al comunicar, como por parte del profesorado al escuchar, y que con suerte puede venir acompañado de algún informe clínico superficial igualmente abierto a subjetividades según sean los lazos emocionales  o profesionales que los unan al alumnado con dificultades.

¿ No falta en esta cadena, una intervención intermedia ?.
... Trastorno del espectro autista, asperger, Trastorno por Déficil de Atención con o sin  Hiperactividad ( TDA/ TDAH), trastornos de conducta ...ansiedad y depresión ,  de alimentación graves..., no pueden ser atendidos por profesores con muy buena voluntad informados por la desesperación de las familias.

Para que el profesorado esté capacitado para la integración , la atención y la normalización de todos y cada uno de sus alumnos , precisa FORMACIÓN CONSTANTE Y UN SISTEMA DE CONTROL ADAPTADO A LAS NECESIDADES ESPECÍFICAS DEL ALUMNADO Y QUE DEBE ESTAR GESTIONADO POR LAS ADMINISTRACIONES Y LOS CENTROS EDUCATIVOS DE FORMA SISTÉMICA ,   acompañando a esas familias que luchan para que el profesor, que durante un curso determinado atiende a su hijo con dificultades, logre entender exactamente cómo ayudar a su hijo o hija  .

Adjunto, para reforzar esta idea expresada, esta carta titulada:


LO QUE QUISIERA QUE MIS PROFESORES SUPIERAN

Escrito por Lisa Gridley(Ontario, Canadá) 
Traducido y adaptado por Elena Díaz de Guereñu 

Aunque cada persona debe ser tratada de manera individual, según sus habilidades, limitaciones y necesidades, la siguiente lista recoge lo que la mayoría de estudiantes con TDAH experimentan. 

1. Padezco un Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDA-H). Se trata de una enfermedad que afecta a las funciones ejecutivas del cerebro. Las funciones ejecutivas hacen que seamos capaces de medir las consecuencias de nuestras acciones y de planear sus resultados; permiten que seamos capaces de organizar nuestras acciones en el momento de llevarlas a cabo y de hacer los cambios necesarios cuando no dan el resultado deseado. 
La parte del cerebro que gestiona esas habilidades es como un director de orquesta que hace que todos los instrumentos interpreten una pieza musical. Mi director de orquesta tiene problemas para comunicarse con sus músicos; por eso necesito tu ayuda. 

2. No soy una persona tonta, vaga ni mala. Es probable que mi CI sea igual o incluso superior a la media: muchas personas con TDAH son también superdotadas. Pero mi cerebro está organizado de diferente manera que el de mis compañeros; a veces siento que me porto como un idiota. 
Me resulta difícil reconocer que necesito ayuda. Para evitar el mal trago, hago como si hubiera entendido tus explicaciones, o discuto contigo; así consigo que  ni tú ni mis compañeros os deis cuenta de mis dificultades. Necesito saber que no te vas a reír de mí ni me vas a ridiculizar si te pido ayuda. 
Otro problema con el TDAH es que puedo hacer algo muy bien un día y ser incapaz de repetirlo al día siguiente. Por favor, no me hagas sentir peor  diciendo cosas como “sé que podrías hacerlo si lo intentases de verdad; ayer fuiste capaz”. En lugar de eso, enséñame cómo empezar a hacerlo, como si fuera la primera vez. Puedes dejar que empiece por mi cuenta, pero revísalo enseguida para asegurarte de que voy bien. No me dejes hacer mal casi todo el trabajo; me será difícil eliminar de mi mente el camino equivocado y se me hará muy duro tener que volver a repetirlo todo. 

3. El TDAH no es algo visible; a veces te puede resultar difícil recordar que necesito ayuda. Trata de imaginar que soy un alumno ciego y piensa cómo me tratarías. 

4. Algunos días me cuesta muchísimo controlar mi conducta. Es como si estuviesen sonando varias emisoras de radio a la vez y yo tratara de escuchar sólo una de ellas. Es algo que te pone muy nervioso y resulta frustrante.  Por eso, si me preguntas algo y te contesto de mala manera, es simplemente 
porque ya no puedo soportar esa tensión. 

5. Imagínate que eres mi entrenador. Los buenos entrenadores consiguen lo mejor de sus jugadores a base de animarles, premiarles y aplaudirles inmediatamente, sobre todo delante los demás. Castigarme por cosas que no sé hacer bien sólo hará que me sienta aún peor conmigo mismo.  Y, por favor, no me avergüences delante de los demás; dime las cosas en privado. Las relaciones sociales no son mi fuerte; me cuesta hacer amigos o llevarme bien con ellos. 
Entréname para que haga mejojor las cosas. Explícamelo con detalle, ponme ejemplos. Me cuesta aprender algunas cosas a la primera. Y anímame cuando lo intente. 

6. Ayúdame a recordar las normas: anótalas donde las tenga siempre a la vista. Necesito que me las recuerdes de vez en cuando y que me avises cuando las esté desobedeciendo; en resumen, necesito práctica para aprender a cumplirlas. Cuando me salte una norma, házmelo saber al momento y dime qué debería haber hecho. 

7. Necesito que me ayudes a: 
− Organizarme: anotar los deberes en mi agenda, prepararlos, terminarlos y entregártelos cuando están acabados  
− Tomar apuntes,  

− Aprender a estudiar 
− Hacer los exámenes. 
Cuando corrijas mis ejercicios, fíjate en las partes que me cuestan más y enséñame a hacerlas mejor. 


8. Es muy difícil para mí recordar un montón de instrucciones si me das todas de una vez. Por favor, dame las instrucciones de una en una. Para los deberes, me ayuda mucho tener las instrucciones por escrito, para no tener que intentar recordarlas todas. 

9. La medicación me ayuda a centrarme y calma mi hiperactividad. Pero, al hacerme mayor, puede ser necesario ajustarla. Puedes ayudarme mucho si avisas a mis padres de que mi medicación ya no está siendo tan eficaz. 

10. Incluso con la medicación, necesito moverme. El movimiento me ayuda a concentrarme y aprender. Puede serme útil ponerme de pie mientras explicas; necesito liberar energía, como si una corriente de alto voltaje me recorriera los brazos y las piernas. 
Si te parece bien, cuando necesite levantarme te haré una señal determinada. Entonces, puedes enviarme a buscar algo a tu despacho, pedirme que recoja o reparta papeles o que borre la pizarra. O puedes decir hacer que toda la clase descanse para estirar las piernas; nadie sabrá que lo haces sólo para 
ayudarme a mí. 


11. No me castigues sin salir al recreo. Necesito desesperadamente la actividad física varias veces al día para liberar el exceso de energía y eliminar el estrés que me produce el permanecer sentado tanto tiempo. Sin esta válvula de escape, aumentarán mi hiperactividad y mi impulsividad. 

12.Otra cosa que me ayuda es hacer algo con las manos. Juguetear con un bolígrafo, un pedazo de plastilina o una bola anti-estrés me ayuda a liberar el exceso de energía. 

13.Mi lugar en la clase es muy importante. Puede ser mejor estar en primera fila, para no distraerme con lo que hacen mis compañeros y estar más cerca de ti cuando necesite ayuda. 
O puede ser mejor estar al fondo de la clase; así no estaré mirando para atrás constantemente para ver qué pasa en la clase. Estar al fondo también me quitará “público y me permitirá levantarme, si lo necesito, sin distraer a los demás.  

También necesito evitar otras distracciones: las ventanas, la papelera, otros compañeros que estén molestando... Puede ser útil estar junto a alguien que me pueda ayudar si tú estás ocupado: cuando necesito ayuda, no puedo esperar. 

14. Cuando notes que me he distraído, hazme una señal discreta o tócame el hombro al pasar junto a mí. O di algo como “Esto es muy importante, así que prestad atención”. Por favor, nunca me ridiculices con sarcasmos o expresiones como “Houston llamando a…” 

15. Soy muy sensible a pequeños ruidos y sensaciones: el zumbido de los tubos fluorescentes, la temperatura de la clase, las etiquetas de mi ropa o el ruido que hace al escribir mi compañero de detrás. A veces, cosas como estas me impiden concentrarme. Me puede ayudar tener un lugar tranquilo al que ir si yo lo necesito o ves que me cuesta concentrarme. Pero, por favor, déjame a mí decidir si voy o no; no me avergüences ante toda la clase obligándome a ir. Si ofreces este “lugar tranquilo” a toda la clase, me será más fácil utilizarlo sin sentirme señalado. 


16.Me cuesta pasar de una actividad a otra, sobre todo si estoy haciendo algo que me gusta. A veces tiendo a hiperconcentrarme; entonces me cuesta mucho esfuerzo cambiar de tarea. 
Puedes ayudarme si me avisas de que vamos a cambiar de actividad dentro de unos minutos. Eso me da el tiempo que necesito para “activar los frenos” en mi cabeza. 
Pasar de una actividad física a una sedentaria (volver del recreo o del gimnasio) me resulta especialmente difícil. Ayúdame frenándome poco a poco y premiándome cuando me coloco en mi sitio rápidamente. 

17. Tengo muy mala letra. Permíteme escribir en letras de imprenta si lo prefiero. El ordenador es aún mejor; suelo pensar más rápido de lo que escribo y el ordenador me permite reflejar mis ideas sin preocuparme de los errores o el desorden; más tarde podré corregirlos.  




2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Muchas gracias por el post, Abigail. Muy instructivo.
    Como profesora coincido contigo en que no me dieron herramientas durante mi formación para tratar ese tipo de dificultades (y otras iguales o mayores que nos encontramos en las aulas). Y es difícil encontrar dónde formarme sobre ello por cauces oficiales.
    La atención a la diversidad y la integración del alumnado con serias necesidades educativas especiales que propugna nuestro Sistema Educativo es casi imposible con los medios actuales: falta de profesorado de Apoyo (además, uno de los colectivos más recortados con la crisis) y escasa o nula organización para gestionar esos casos que tú mencionas en el post y que nos encontramos día a día en las aulas.

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