jueves, 13 de enero de 2011

DEBATE DEL MES: ENERO 2011













El motivo de este artículo es incidir en un aspecto que percibo  se va manifestando poco a poco, casi imperceptiblemente, en nuestro quehacer escolar diario: la pedagogía defensiva.
   Me he permitido acuñar el término aun a riesgo de no haber elegido el más adecuado. La idea me la ha sugerido el concepto de medicina defensiva,  éste sí aceptado  en nuestros días. La medicina defensiva es la que se ha impuesto en Estados Unidos. Es la medicina que, en su aspecto más fundamental, no trata de curar al paciente, sino  evitar ser demandado o denunciado. Se trata de seguir todos los protocolos,  todos los procedimientos establecidos para que su actuación no sea motivo de denuncia ante los tribunales, si se diera el caso.  Esta dinámica es la que se ha impuesto en Estados Unidos y ha generado un lucrativo sector económico formado por abogados dispuestos a denunciar cualquier acto no estrictamente reglamentado, por insignificante que pudiera ser. Aunque todavía incipientemente, esta mentalidad está empezando a calar en la asistencia sanitaria española.
   Con esto no quiero decir que no haya que seguir los procedimientos ni los cauces establecidos, sino recalcar que el centro fundamental de atención de esos profesionales ha pasado del paciente, el destinatario natural de ese servicio , a una actitud totalmente defensiva para evitar posibles problemas que pudieran aparecer durante su ejercicio profesional.
  Por pedagogía defensiva, por extensión, entiendo la acción docente que desplaza al alumno del centro a través del cual debe gravitar todo. Los niños son los destinatarios de este servicio público fundamental que es la educación .
  Con el paso del tiempo percibo que  se gastan cada vez más energías  en tener a los padres contentos, aunque no tengan razón. No vaya a ser que me denuncien. Por otro lado, se han multiplicado las tareas burocráticas. Los medios tecnológicos de control, cada más finos y sofisticados, también favorecen esta línea. Y qué decir de las horas que pasamos en tener los “papeles” al día para que no me pillen. No porque sean absolutamente necesarios, sino para tenerlos porque si no, “me la cargo”.
   Observo una preocupación creciente en el profesorado en todas estas cuestiones. Aunque la dotación de medios humanos y materiales no es suficiente en nuestros centros, la Administración  trata de controlar cada vez más  a un personal que cada vez trabaja en peores condiciones, incluso salariales. No olvidemos el porcentaje del PIB que se dedica a educación en España, claramente inferior al de la mayoría de los países de la UE.
    Yo creo que debemos liberarnos de estas pesadas cargas  y volver a situar a los niños en el primer término. A fin de cuentas, son ellos quienes dan sentido a nuestra tarea. El maestro debe guiarse con espontaneidad e indagar día a día para ir corrigiendo su acción. Un maestro que sólo se preocupa en evitar los hipotéticos problemas que pudiera tener, es un maestro atenazado. Y a un maestro atenazado  sólo le motivará tener todo atado para que no le sancionen o llamen la atención… aunque se vea obligado a trabajar “como siempre”, en detrimento de una actuación más efectiva.

ROBERTO DEL CASTILLO
Maestro del CEIP Clara Campoamor

6 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo, Roberto. A veces me da la sensación de que hoy en día vemos el mundo al revés: los niños mandan en casa y los padres en la escuela. Me alegra que toquemos de una buena vez este asunto de forma pública.

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  2. El miedo desde el poder, como la culpa desde lo trascendente, es el invento perfecto para el control y el sometimiento.
    No pasa sólo en educación, en la sociedad moderna se inventa y sobredimensiona un miedo para crear un salvador que se apodera de tu vida, de tu libertad, de tu cuenta corriente, que manipula la opinión pública y que sesga la verdad [la realidad] con el pretexto de protegerte.
    (Recomiendo El país del miedo, Isacc Rosa).
    Lo has descrito, ¿y qué propones? "Quién desea y no actúa, engendra la peste" William Blake

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  3. Manuel Ramírez Aguilera18 de enero de 2011, 20:51

    En este tema tengo sentimientos e ideas encontradas. Hablas de pedagogía y de defensa. Una pedagogía llevada al extremo de la inocuidad; al extremo de lo inofensivo, y esto suele pasar en nuestros días. Ocurre también que hay quienes tienen una pedagogía que no tiene defensa. Incluso quienes no tienen pedagogía.
    El sistema (y al escribir "sistema" siento un escalofrío) tiene que procurar que un servicio tan fundamental como es la Educación esté en mano de los mejores hombres y mujeres. Personas formadas y profesionales.
    Luego viene el tema burocrático... Los famosos papeles. Incluso hay papeles que se duplican en su versión física y en su versión digital. Es como si la Administración nos quisiera tener entretenidos en hacer algo que no sirve para nada. Porque de ese modo no podemos dedicar nuestro tiempo a pensar en hacer bien nuestro trabajo. No interesa que se piense y se sea creativo. Interesa que en todo momento hagamos lo que otro ha pensado.
    En cualquier caso, recordando un sabio razonamiento, "nada ocurre por casualidad".

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  4. Enhorabuena Roberto por tu artículo que nos hace reflexionar un poco más en nuestra labor diaria.

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  5. Pienso que el alumno (niño, joven o adulto) debe ser el centro y el objeto de la educación. Educación que es tarea común de padres, alumnos y profesores, no debiendo actuar cada uno por su cuenta, o unos contra otros, o como dice el artículo de Roberto: unos actúan a la defensiva frente a otros.
    En definitiva, TODOS debemos propiciar y hacer que se den las condiciones favorables para mejorar la educación.

    Manuel Mora (Centro de Adultos de Bormujos)

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  6. BUEN TEXTO PARA UN DEBATE PÚBLICO SOBRE LA EDUCACIÓN. Tan sólo me gustaría incorporar dos ideas al debate. En primer lugar, creo quen en estos momentos la amenaza de la que defenderse en la escuela, entre otras, es la BUROCRACIA. Ésta mata la escuela y convierte en funcionarios a los maestros y, sobre todo, hace olvidar los fines (¿para qué y quién trabajamos?) y lo sustituye por los medios (¿cómo hay que hacerlo?). Por otro lado, cuidado con el uso del término "pedagogía". A pesar de su "mala prensa", más y mejor pedagogía es lo que necesita la escuela.

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